Existe un modo de vivir que promueve un estilo de vida centrado en el presente

El movimiento slow living, o vivir lento, surgió en los 80 y cada vez, sobre todo después de los últimos meses y los cambios en nuestro estilo de vida a consecuencia del COVID-19, son más los que han escogido seguir esta filosofía de vida.
Generalmente, vivimos muy rápido y no nos damos cuenta. No es casualidad que el 7, 36 % de la población española padezca ansiedad crónica. El 53 % de las personas que sufren estrés acaban desarrollando trastornos emocionales como ansiedad o depresión. Y es cuando nos damos cuenta, el momento en el que pensamos llevar un ritmo de vida más lento y favorable a nuestro bienestar, un estilo de vida similar a lo que propone el slow living.

¿En qué consiste este movimiento y qué beneficios puede aportarnos?

Este modo de vida promueve vivir con calma. Esto te permite disfrutar de las cosas y prestarles la atención que se merecen.
A nivel teórico es fácil, pero la práctica requiere ir cogiendo el hábito. Por eso el movimiento slow living da una serie de recomendaciones sobre como empezar a ser un «vividor lento». Lo primero: ten paciencia.

1. Levántate unos minutos antes. Dúchate y desayuna con calma, evita llegar agobiada a tu puesto de trabajo. Y si puedes, acude caminando, prestando atención al paseo. Una buena táctica es olvidarte del móvil durante el trayecto.

2. Vive con menos. Evita el consumismo y compra lo que necesites o te haga verdadera ilusión. Seguramente, si paras un momento y miras alrededor, te des cuenta de que no necesitas más, sino menos.

3. Vive y disfruta del presente. El presente es lo único que tenemos y, por ello, no podemos dejarlo pasar. Esta forma de vida invita a la meditación y a la práctica de yoga y otras disciplinas que favorecen la conexión mente-cuerpo y cuyo lema es «aquí y ahora».

4. Esfuérzate cada día por hacer algo bueno por alguien. Seguro puede ser más positivo para nosotros mismos que para la persona a la que le dedicamos buen gesto. Poco a poco acaba saliendo automáticamente.

5. Dedica un rato al día a escribir tres aspectos positivos del día. Acciones, pensamientos, sentimientos o acontecimientos. Puede que al principio te sorprenda no ser capaz de sacar tres cosas positivas. Poco a poco aprenderás a apreciar las pequeñas cosas y a ser capaz de generarlas tú mismo.

6. Desconecta. Pon el móvil en silencio, incluso sal sin él, y apágalo si eres capaz. No te imaginas cómo sienta no estar todo el día pendiente de la tecnología. Pruébalo y ya verás.

7. Nuestra recomendación particular: Cuídate según los principios del slow living, prestando atención a lo que haces, siendo consciente y disfrutando el momento de aplicarte los productos de tu rutina de belleza diaria. El efecto será mayor, el estrés menor y tu piel lo notará.

1º. Aplícate los sérum boosters Facialderm, uno por uno, desde la textura más ligera a la más espesa.
2º. Ponte crema facial para hidratar todavía más la piel.

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